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La ecología era una bonita idea hasta que las empresas se apoderaron de ella. Con la idea de cuidar el planeta, lo que antes podías hacer tú mismo, ahora ellos te lo venden. Quizá pensemos que con esta idea de promover los productos ecológicos, estos estén al alcance de tu mano, pero no es así. Por ejemplo, un cuaderno de hojas recicladas con una tapa de colores arena y verde (colores oficiales de estos productos) costará mucho más que uno de hojas blancas y diseño colorido. Su estrategia es lavar el cerebro de los consumidores con el deber de cuidar el planeta y preferir esos productos que ayudan a esta labor, pero a grandes precios.
Pero lo que se lleva el premio en este aprovechamiento de las empresas es la popular bolsa ecológica, una muy buena idea para no contaminar el mundo con bolsas plásticas (aunque en muchos lugares están optando por bolsas plásticas biodegradables), pero que resulta ser un negocio redondo en algunas tiendas. Está el caso de los supermercados, que utilizan las bolsas plásticas que no tienen costo para el comprador y tienen la opción de la bolsa ecológica que aunque tiene costo, es reutilizable. En cambio otras tiendas bajo el lema de "Cuidemos el medio ambiente", descartan totalmente las bolsas plásticas y si el cliente no desea llevar sus compras sueltas, está obligado a gastar hasta US$1 por una de esas famosas bolsas. El negocio está claro, no quieren gastar dinero en bolsas que los clientes no pagan e inventan el modo de que éste deba pagarla creyendo que contribuye a la ecología, mientras estas empresas se llenan los bolsillos de dinero.
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